LA DECEPCIÓN MADRE DE
LA REALIDAD Y ABUELO DEL CAMINO
Los antecedentes de la Escuela remontan a los
primeros grupos de alumnos allá por el
79.
Preocupados porque la disciplina no fuera una suerte
de entretenimiento mas, sino una disciplina que
cumpla un papel preponderante en el ser humano, nos
dedicamos a construir un futuro.
Es indudable que para ello pudiera darse se debía
tener en cuenta algunas cosas.
Por un lado un prolijo trabajo sobre los contenidos
que se transmitían; que se debían ajustar a lo
aprendido por una tradición de enseñanza no solo en
su aspecto, sino en su fondo para que no fuera
tergiversado por cualquier corriente que por no
perder vigencia o clientes lo deformara, que
confundiera predominio personal con autoridad
académica, o fueran producto de una normalización
para recortar hacia la mediocridad lo que requiere
aptitudes de saber. Además estos significados
internos que se descubrían hacían crecer tanto al
alumno, como al Instructor, como al Arte.
Claro que para llevar a cabo esta mirada no se podía
salir de un punto de partida ligero. Decíase que un
verdadero conocimiento no surge de una experiencia
en donde no está involucrada la persona. A pesar de
mi juventud descubrí que el Arte no era una forma de
vida porque se enunciaba con pomposidad o porque te
disfrazabas de monje o porque te lo justificabas
imaginariamente. No porque lo enlazas con tu vida
real, tu desenvolvimiento diario y funciona como eje
o al menos como una herramienta útil. Porque esta
enlazado a lo importante, sino es ilusión. Ilusión.
A la conducta correcta podría llamarse compromiso o
consciencia, pero el uso de esta palabra como
eufemismo de otras cosas le dan un tinte lascivo que
me impide usarla.
Y la última cosa es que en sí, el Arte bien
desarrollado forma un colectivo que genera una
estructura llamada Escuela, siempre que exista una
red neural basada en la comprensión no de lo
individual exclusivamente sino de si misma, o sea de
lo colectivo . Es cierto que otros llaman Escuela a
una marca, o a una empresa liberal o a espacio de
catarsis pero no es nuestro modo. Digo el de Hung
Lin.
Pensaría que los distintos tiempos transcurridos,
los entregados, los gastados, los invertidos, los
postergados, transformados, los reemplazados, los
negados y aprobados, los reconocidos y no
reconocidos podrían servir de aval para ratificar la
validez de esta propuesta pero no es así.
La ratificación proviene de aquellos que asimilaron
y ejercitaron este aprendizaje y sintieron los
cambios internos de nuestra filosofía. De nuestro
núcleo original de practicantes que levantan este
estandarte nada fácil de sostener.
Pero hoy muchos años después se revela con claridad
que es la columna vertebral Hung Lin sobre la que me
enarbolo y me afirmo.
-
No es Hung Lin lo que se mueve en dislate
de ella y como fundador ni lo quiero ni lo apoyo
ni lo avalo.
-
No es Hung Lin quien cree que nuestras artes son
pasatiempo.
-
No es Hung Lin el tomarlo como tiempo libre.
-
No es Hung Lin quien lo acomoda como suplemento.
-
No es Hung Lin quien lo usa como forma
especulativa como comercio o como dispensador
alternativo de recursos.
-
No es Hung Lin como espacio o refugio barato
alternativo.
Desde mi lugar (y desde la Historia de esta suma de
muchos esfuerzos) es mi obligación declarar, no me
alineo con estas cosas, y mi responsabilidad
establecer con claridad que no es un miembro Hung
Lin quien se desenvuelve bajo estos parámetros.
Y seriamente lo estafaría de no decirle que estaría
queriendo hacer pilates o un curso de cocina.
La Escuela Hung Lin se compone por una hermandad
desde sus principios y no desde su apariencia ni de
simulaciones. Es concreta y realiza como conjunto un
trabajo concreto.
Digamos, sino se da así, por más que se quiera no es
de esta Aldea.
Abril del 2012 |