Nos había ofrecido generosamente, visitarnos para realizar en estas fechas dicha ceremonia, llenándonos de ilusión para poder compartir con todos los miembros el espíritu que el Maestro Lin, único entre muchos, puede transmitir con su bondad y bienaventuranza.
Él remarcó en su mensaje el honrar a Maestros, a los mayores y a los Padres, el esfuerzo en la disciplina y práctica, la confianza como voluntad, el cuidado del ser y de los seres, de conocerse a sí mismo, del respeto (en forma mayúscula) y de las raíces.
Además, magnánimamente, respondió al pedido de tocar el Er Hu.
El dispuso hacerlo a cambio que algunos miembros Hung Lin mientras hicieran T´ai Chi.
Bajo las alas de abanicos, de movimientos de forma, de Esfera, y de espadas, se generó un momento que, junto a la ceremonia, se inmortalizará para siempre en nuestras almas.
La charla, con palabras sencillas y profundas fue escuchada por miembros e invitados. Imbuidos del ánimo transmitido, muchos después tomaron el Tao en la ceremonia.
No es suficiente decir que la dulzura, simpatía y comprensión que se desprende a simple percepción del Maestro, se ha convertido en un manantial de virtud, que ha enriquecido la vida de nuestros practicantes.
Grandes proyectos fueron propuestos a partir de este hermoso encuentro
El contacto con la Maestría del Tao no se puede describir, no se pregona por altavoz, no se enarbola con títulos ni radica en una superficial marquesina comercial: nace en el corazón y desde allí se vincula como un puente invisible que forma una ruta, un rio que une el Shen de los auténticos seguidores del Tao.